“Mi estabilidad emocional vale mucho más que todas las horas que le daba a una empresa”

Eva, una trabajadora de una multinacional de moda, relata su lucha y victoria contra la empresa, apoyada por ADELA, el Grupo de Auto Defensa Laboral de la Asamblea Popular de Carabanchel. “Animo muchísimo a todo el mundo a buscar información, a conocer todos los recursos que tenemos los trabajadores, a no aceptar cualquier cosa, porque la empresa nunca va a salir perdiendo”.

«Soy diseñadora y desde hacía un año y cuatro meses estaba trabajando en una multinacional de moda en Madrid. Desde el principio las condiciones laborales a nivel de organización, carga de trabajo, falta de personal y equipo de trabajo, eran un desastre. Con la ilusión de empezar en un sitio nuevo, yo me iba adaptando.

Una asamblea de Auto Defensa laboral

Pero con los meses, la situación se volvió insostenible para mí: mudanzas de un departamento a otro, cambios de jefe, más volumen de trabajo, no tener compañeros directos con los que trabajar, y un largo etc. Llegó un punto en que, después de una reunión donde se metía aún más presión con las fechas y resultados sin dar ninguna facilidad, colapsé de ansiedad.
Esto se hizo un bucle cada vez más grande, iba a trabajar con muchísima ansiedad bajo las órdenes de «si a ti te dice que cambies algo, lo cambias y ya», anulando por completo mi trabajo. Hablé un par de veces con mi responsable, que coincidía en que las circunstancias no eran buenas, pero no me ofreció ninguna solución. Al final, la ansiedad y el ponerme a llorar en el trabajo por rabia e impotencia hicieron que el médico me diera la baja laboral.
Yo tenía claro que no quería volver a un entorno así con esas condiciones. En parte me sentía «débil» porque sabía que todos mis compañeros estaban igual pero aguantaban, pero yo no entendía por qué alguien tiene que aguantar algo que le come por dentro simplemente por un sueldo a final de mes. Sentía que mi estabilidad emocional valía mucho más que todas las horas que le daba a una empresa con la que no estaba nada de acuerdo en su filosofía.
No tenía ni idea de qué hacer. Yo me había mudado a Madrid por este trabajo, y volverme sin nada me parecía injusto cuando eran ellos los que no habían cumplido con las condiciones que se habían acordado. Mi hermano, que me había enviado hace tiempo episodios del podcast «Abajo el trabajo«, me sugirió escribirles y preguntarles si se les ocurría qué podía hacer o dónde podía acudir.
Me hablaron de ADELA, y me recomendaron ir a una de las asambleas. Allí les expliqué mi caso y me dieron mil opciones y muchísimos ánimos para enfrentarme a un gigante como mi empresa. Me guiaron en todo el proceso: enviar un burofax a la empresa y poner una papeleta de conciliación para ver cómo respondía la empresa. Pero lo más importante en lo que me ayudaron es a entender que no somos los trabajadores los que tenemos que dar gracias por tener un sueldo a costa de todo; no todo vale. Dejé de sentirme egoísta por luchar por tener unas condiciones laborales dignas, y pensé que a lo mejor mi acto podía ayudar a otros compañeros a seguir los mismos pasos.

Una de las consultas trasladada a ADELA

No deberíamos vivir para una empresa, trabajar es un medio para vivir, no al revés. Las empresas se aprovechan de la falta de información de los trabajadores, del miedo a perder una pseudo seguridad económica, o de las ataduras económicas de la gente que no puede enfrentarse a perder un trabajo, por horroroso que sea.
Animo muchísimo a todo el mundo a buscar información, a conocer todos los recursos que tenemos los trabajadores, a no aceptar cualquier cosa, porque la empresa nunca va a salir perdiendo. Si nos organizamos todos, no tendrán más remedio que empezar a valorar que sin los trabajadores no habrían empresas.
Muchísimas gracias de nuevo por todo el apoyo. Escribo esto tras salir del acto de conciliación con la empresa, que, habiéndose negado a revisar mis condiciones laborales, ha optado por despedirme. Ahora me siento libre y ganadora, y tengo muy claro qué no voy a volver a aceptar

El gobierno de la Comunidad de Madrid envia guardias de seguridad para impedir a las vecinas el acceso al centro de salud de Abrantes

Esta es la realidad del centro de salud de Abrantes en Carabanchel en tres datos: 1) tiene sólo un 40% de los médicos que debería tener 2) no tiene médicos en el turno de tarde 3) no tiene pediatra por la tarde.

Esta situación se viene prolongando a lo largo del tiempo, impidiendo en la práctica a las miles de vecinas que dependen de este centro el derecho a la atención sanitaria. En las últimas semanas, a muchas vecinas, no es que le dieran una cita muchos días después, es que ni siquiera les daban cita.

Las vecinas del barrio llevan denunciando esta situación por todos los medios posibles, realizando movilizaciones semanales desde hace más de tres años y 6 meses. Lo que exigen es claro y es un derecho incontestable: cubrir las plazas de médicos necesarios para tener atención sanitaria.

La tarde del viernes 16, las vecinas realizaban una nueva movilización ¿cuál ha sido la respuesta del gobierno de la Comunidad de Madrid? ¿Enviar más médicos para que las vecinas puedan ser atendidas? No, el gobierno de la Comunidad de Madrid ha enviado guardias de seguridad para impedir que las vecinas accedan al centro, cerrando de facto el centro de salud una hora antes de su hora de cierre.

Vecinos y vecinas se congregan ante el CS Abrantes, cuya puerta es custodiada por guardias de seguridad y policías nacionales. 16 febrero 2024.

No tienen bastante con tener a miles de vecinas sin atención médica. Buscan también humillarla. En el fondo todas y todos sabemos que pasa: el gobierno regional quiere convertir la Atención Primaria en los barrios obreros en una beneficencia para quién no pueda pagarse un seguro privado. Y quiere eliminar todo tipo de respuesta vecinal que reclame sus derechos y frene sus planes.

Desde el interior, foto de la entrada del CS Abrantes, custodiada por guardias de seguridad y policías nacionales. 16 febrero 2024.

Frente a esto, hacemos un llamado a denunciar la actitud bandida del gobierno de Madrid y a solidarizarnos con las vecinas de Carabanchel.

No vamos a parar, estamos defendiendo nuestra sanidad.

Ante el colapso del sistema de salud madrileño, hay que seguir reclamando sanidad publica

Cíclicamente buena parte del sistema de salud pública madrileño colapsa (de colapsar: caer, hundirse, derrumbarse, desplomarse). Un colapso que se hace evidente en las urgencias hospitalarias saturadas y sin capacidad casi para atender a los y las pacientes. Un colapso que también se hace evidente en centros de salud de Atención Primaria de la zona sur de Madrid, en los que o hay que esperar semanas para tener cita con un médico/a, o incluso, en algunos casos extremos, directamente no dan cita.

Ambos problemas están directamente conectados: el abandono por la Comunidad de Madrid de muchos centros de salud de Atención Primaria de las zonas populares y de clase trabajadora, que se han quedado sin médicos/as de familia y sin profesionales sanitarios suficientes para su funcionamiento normal, repercute directamente y traslada su colapso a las urgencias hospitalarias.

Pongamos un ejemplo: el centro de salud Abrantes en el distrito de Carabanchel y uno de los consultorios más abandonados por la administración madrileña, un caso especialmente sangrante -tiene ahora cerca de un tercio de médicas/os de familia que hace cuatro años-, de los efectos de los recortes en la Atención Primaria y en la sanidad pública. Desde finales del pasado noviembre, este centro de salud absolutamente colapsado por falta de profesionales, ya no daba cita con los y las médicos de familia: sus agendas hasta finales de enero estaban ya llenas y las agendas de los siguientes meses todavía no estaban abiertas. Es decir que desde hace semanas, si alguien de este barrio de más de 30.000 personas tiene una necesidad médica que no puede esperar semanas a ser atendida, no tiene más remedio que recurrir a las urgencias.

Recurrir a las urgencias a las de un hospital o a las de los centros de salud (los centros de salud disponen todos de una pequeña dependencia para atender las urgencias extra-hospitalarias, es decir aquellas que no requieren de ingreso ni de pruebas -radiografía, análisis, etc…-).

Volviendo al caso del CS Abrantes, durante el periodo de las las navidades, sólo hubo entre 3 y 4 médicos de familia (este consultorio tiene sobre el papel 17 plazas de estos facultativos) para atender tanto las consultas como las urgencias (urgencias que cada día uno de ellos asumía rotativamente). Como no había atención médica normal, las urgencias de este ambulatorio han atendido, tras largas esperas, hasta a 150 pacientes ¡al día! Para tener una medida de la barbaridad de esta cifra, basta recordar que la Comunidad de Madrid se había comprometido, tras la larga huelga de hace unos meses protagonizada por los y las médicas de familia, a que estos no atendieran a más de 34 pacientes al día (24 en el caso de los y las pediatras).

Dada la saturación del centro de salud de Abrantes -insistimos: había 3 ó 4 médicos/as de familia para hacer el trabajo de 17-, la mayor parte del barrio ha terminado recurriendo a las urgencias hospitalarias.

Y esta situación se puede extrapolar a muchos barrios y pueblos de Madrid. Como no funciona la Atención Primaria, el primer eslabón del sistema sanitario público, los y las pacientes se han amontonado en las urgencias hospitalarias, hasta saturarlas. Así, por ejemplo, si en las Urgencias del Hospital 12 de Octubre, que da cobertura sanitaria a buena parte del sur de la capital, se atienden a una media de entre 400 y 600 personas diarias, en las semanas pasadas han llegado a atender, con los mismos recursos, a más de 800.

Saturación de las urgencias hospitalarias

Los colapsos en las urgencias de los hospitales de Madrid, que causan tanto sufrimiento y malestar -ya es habitual tener que esperar hasta 7 horas para ser atendido-, se producen cada invierno: como un reloj, como una maldición. Las autoridades madrileñas aducen cada año que se deben a que hay un repunte de enfermedades provocadas por el frio y que es temporal. Pero cuando la saturación de las urgencias se repite regularmente es evidente que las administraciones sanitarias no han hecho lo necesario para prevenir y/o afrontar esta situación. Y aquí también hay que hablar de recortes y de abandono: conviene recordar que las camas hospitalarias públicas en la región no han parado de disminuir (1.000 camas menos desde 2010) a pesar del aumento de población, lo que ha hecho que las camas por cada 1.000 habitantes pasen de 3,37 a 3,05 en el mismo periodo. Esta insuficiencia de camas está en el origen de las imágenes de urgencias con personas que precisan de un ingreso hospitalario pero que no tienen cama libre y quedan esperando en camillas o en sillas en los pasillos.

Los recortes, el origen

Tanto el colapso de la Atención Primaria como el de los hospitales son consecuencia de decisiones políticas, que suponen que los recursos que se destinan a la sanidad pública son insuficientes para dotar a esta de los medios necesarios. Y tales decisiones políticas son el resultado de no otorgar a la salud de la población prioridad sobre otro tipo de gasto.

En los presupuestos de 2024 para la Comunidad, que se acaban de votar en la Asamblea de Madrid, la parte del total de gastos dedicada a Sanidad es menor que antes de la Pandemia: si en 2019 de cada 100 euros presupuestados, 42,52 se destinaban a sanidad pública, ahora, solo 36,90. Es el porcentaje más bajo de los últimos años. Pese a lo que sostiene la propaganda oficial, en 2024, Madrid será, un año más, la comunidad que menos destine a sanidad por persona.

Por el contrario, el gasto que se destina a la sanidad privada en los presupuestos ha pasado de 1.256 millones de euros anteriores a los actuales 1.492.

Resistencias contra el desmantelamiento

Pero el abandono y los recortes en la sanidad pública madrileña por parte de la administración autonómica, que se ha estado produciendo desde que las fuerzas neoliberales gobiernan la región, también genera oposición y resistencias. En toda la Comunidad, trabajadores y trabajadoras de la sanidad así como vecinos y vecinas de diferentes barrios y pueblos de Madrid han organizado y siguen generando resistencias y organizando protestas. La persistencia de estas protestas han permitido su organización y coordinación. Así diversas asambleas y plataformas en defensa del derecho a la salud que han ido surgiendo por todo la Comunidad de Madrid han confluido en un espacio de acción conjunta, la coordinadora Vecinas/os de Barrios y Pueblos de Madrid, plataforma que impulsó las dos marchas que con el lema “Madrid se levanta por la sanidad pública” se convirtieron en las manifestaciones más multitudinarias jamás celebradas por la Sanidad Pública en Madrid (el 13 de noviembre de 2022 y el 12 de febrero de 2023) y la posterior Consulta Popular por la Sanidad (del 17 al 23 de abril de 2023).

Esta plataforma ha lanzado la campaña: EN DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA ¡RECLAMA! (toda la información aquí)

Se trata de una campaña fundamentalmente de concienciación. Si no reclamamos para que mejoren las cosas, en este caso la Sanidad Pública, querrá decir que todo va bien, y no es así. Reclamar es un derecho de la ciudadanía pero también un deber para intentar mejorar nuestras vidas.

Desde hace semanas se están repartiendo y pegando miles de pegatinas en toda la Comunidad de Madrid, panfletos y pegatinas que, además de animar a reclamar, llevan un QR que dirige al formulario para reclamaciones de la web de la administración madrileña.

La idea es que presentemos una reclamación si la cita con el/la médica de familia o pediatra tarda más de 72 horas; si no hay médica/o en tu centro de urgencias extras hospitalaria; si se demora la cita con tu especialista, tus pruebas diagnósticas o tu intervención quirúrgica.

Además, aunque algunas acusen el cansancio y el esfuerzo prolongado, siguen las protestas regulares ante centros de salud de barrios y pueblos de Madrid. Y también se han producido acciones y encierros. A mediados del pasado diciembre, 4 vecinas de Abrantes y Carabanchel mantuvimos durante 3 días un encierro reivindicativo en dependencias de Gerencia de Atención Primaria, la administración responsable de los centros de salud madrileños. Queríamos soluciones para la situación de abandono del centro de salud de Abrantes, situación de abandono que, hay que resaltar, el barrio lleva denunciando desde hace más de 3 años, con manifestaciones semanales. En una reunión previa al encierro /as con varias responsables de la administración, estas reconocieron la situación crítica de ese centro pero en lo relativo a la incorporación de personal médico (la principal carencia), no dijeron nada concreto. Buenas palabras pero nada concreto que después de 3 años de abandono, tenían sabor a tomadura de pelo.

Este encierro logró romper los muros del silencio y del ninguneo mediático e impulsó que se volviera a hablar sobre la situación de abandono de los centros de salud en los barrios de clase trabajadora del sur madrileño. El mismo día del inicio de esta protesta, el principal sindicato de médicos y médicas de Madrid hacía público un informe que, en base a la información recogida por personal sanitario denunciaba que 18 centros de salud llevan meses con en una «situación crítica» debido a la falta de personal sanitario y reclamaba a la Comunidad «un plan de rescate específico y urgente». Ninguno de estos 18 centros en situación «crítica» está en la zona norte de la región.

El desmantelamiento de la sanidad pública también generan convulsiones en la administración madrileña. Sea como fuere, pocos días después del encierro, Ayuso cambió a la Gerente de Atención Primaria, seis meses después de su nombramiento. A finales de diciembre la Consejería de Sanidad cesó a María Luisa López Díaz-Ufano, nombrada en julio y además elogiada por la propia presidenta tras haber sido nombrada como mejor médico de familia del Estado español por la Real Academia Nacional de Medicina. López Díaz-Ufano se convierte, así, en la cuarta gerente en cuatro años de una de las áreas más críticas de la sanidad pública madrileña. Antes, en noviembre, el gobierno madrileño también había cesado al viceconsejero de Sanidad Juan José Fernández Ramos.

Las administraciones públicas tienen la obligación legal y la responsabilidad de proveer de asistencia sanitaria a la población madrileña. Su abandono de esta responsabilidad es inadmisible y una grave vulneración de nuestros derechos fundamentales.

Podemos y tenemos que combatir la destrucción de uno de nuestros derechos más básicos: el derecho a la salud. Podemos y tenemos que revertir los recortes y exigir a la administración madrileña que destine los recursos que necesita la Sanidad Pública.

Luchemos por una sanidad pública, universal y de calidad. Está en juego nuestra salud.

REBECA, la Red de Búsqueda de Empleo de la Asamblea Popular de Carabanchel, llega a los 1.000 participantes

La iniciativa, que surgió con el objetivo de convertirse en un grupo de ayuda de búsqueda de empleo cumple 2 años. La coordinación de esta nueva herramienta la realiza ADELA, el grupo de Autodefensa Laboral de la Asamblea Popular de Carabanchel, que también celebra 8 años de trayectoria luchando frente a la explotación laboral.

REBECA (Red de Búsqueda de Empleo de Carabanchel) es una herramienta para apoyar a las personas que viven en el distrito de Carabanchel principalmente a encontrar un trabajo, y desde que surgió hace casi 2 años ha conseguido sumar a cerca de 1.000 suscriptores en el canal de mensajería Telegram.

Y la prueba de que esta red funciona y tiene alcance nos la da una llamada de una pastelería del barrio que se pudo en contacto con ADELA para pedir que anunciáramos en el canal que buscaban un/a trabajador/a para su negocio.

Para evitar que se convierta en un chat imposible de gestionar, solo las cuatro personas administradoras pueden publicar los mensajes con las ofertas laborales.

La iniciativa está gestionada por ADELA (el grupo de Autodefensa Laboral de la Asamblea Popular de Carabanchel) y a lo largo de este tiempo han ido publicando cerca de un millar de ofertas laborales, sobre todo de comercios cercanos, personas conocidas y otros colectivos sociales que encuentran o les hacen llegar. Las más comunes suelen estar relacionadas con la hostelería, limpieza, reparaciones o la construcción, pero también para trabajar en talleres, tiendas o dar clases.

Este último año, después de hacer una encuesta entre las personas suscriptoras del canal, este se ha ido abriendo a informar de cursos y talleres (como búsqueda de empleo, formaciones…) así como datos y enlaces sobre derecho laboral. También se sumaron vecinas a ayudar en el trabajo de informarse y publicar las ofertas, así como avisar de las propias reuniones del grupo ADELA.

La idea de no mercantilizar las relaciones nos sirve además para ayudar en la siempre complicada búsqueda de empleo, sobre todo para las personas que están en situaciones más vulnerables (precariedad, brecha digital, situación administrativa irregular, etc.) que son las que pueden caer más fácilmente en las situaciones de mayor explotación.

Este canal se ve complementado con la distribución de hojas informativas en varios puntos del distrito (como Oporto o Plaza Elíptica) para que las personas, sobre todo migrantes, conozcan sus derechos, las formaciones y talleres de derecho laboral que da el grupo ADELA y las propias asesorías abiertas que hace el grupo.

Porque el objetivo no es el de realizar una labor asistencial, sino la de proporcionar las herramientas y conocimientos a los propios trabajadores y trabajadoras para que puedan organizarse y pelear por sus derechos. Demostrando, una vez más, que son las redes de solidaridad y apoyo mutuo popular las que llegan donde no se puede o no se quiere llegar por parte de las administraciones públicas.

¿Dónde puedo consultar las ofertas de empleo de REBECA o publicarlas? Pues a través del grupo de Telegram: https://t.me/busqueda_empleo_carabanchel

Si te interesa alguna de las ofertas que publicamos puedes contactar directamente con ella. Nuestras pautas son:

  • ¡Sé amable! Si nos escribes un correo o si escribes a una de las ofertas publicadas, no olvides que al otro lado de la pantalla hay una persona y es con ella con quien te estás comunicando. Escribe solo lo que dirías en persona.
  • ¡Sé honesto/a! Si nos mandas una oferta laboral para que la publiquemos, asegurate que lo que escribes es lo que ofreces. Para preservar la confianza entre la vecindad actúas en tu nombre.
  • ¡Respeta! Igualmente, no publicaremos ofertas que contengan discriminaciones de ningún tipo, ya sean motivos de raza, género, edad, orientación sexual… ¡de ningún tipo!
  • ¡Ayuda! Solo el pueblo salva al pueblo, así que prepárate a ayudar al vecindario, ofrece servicios o empleo, cuida tu barrio y a su@asamblea.

Si conoces alguna oferta laboral que se ajusta a nuestras pautas puedes escribirnos a: grupoadelacarabanchel@gmail.

¿Somos capaces de resolver colectivamente conflictos? ¿Podremos dejar de delegar en la policía?

El domingo 26 de noviembre os proponemos una charla sobre cómo podemos deslegitimar a la policía, y restarle poder, sacando de la esfera individual los conflictos, y cómo podemos legitimarnos nosotras mismas llevando esos conflictos a la esfera común, y ganar poder en el proceso.

Una de las principales mentiras en las que se basa la justificación de la existencia de la policía (o más bien los sistemas policiales) es la de que son necesarias para hacer cumplir la ley, cuando su función es la de mantener el orden, su orden.

Los sistemas policiales y la policía juegan un papel fundamental en la protección y mantenimiento del status-quo del sistema que lleva a la injusticia y la desigualdad. En contra, proponemos un modelo donde necesitamos responsabilizarnos de nuestros problemas de manera común y entender de dónde vienen y que son algo colectivo y estructural. El objetivo de esta charla es saber cómo podemos deslegitimar a la policía, y restarle poder, sacando de la esfera individual los conflictos, y cómo podemos legitimarnos nosotras mismas llevando esos conflictos a la esfera común, y ganar poder en el proceso. Esto es un proyecto a medio-largo plazo, que supone recuperar o reforzar redes asociativas basadas en la libre asociación para resolver los problemas sociales en el barrio, pero si somos capaces de dotarnos de herramientas y dinámicas de resolución colectiva de conflictos para poder solucionar nosotros/as nuestros propios problemas, podremos dejar de delegar en la policía y los sistemas policiales para que nos lo resuelvan y así excluirla de nuestras vidas. ¿Te imaginas un mundo sin policía?


8 años de ADELA: seguir construyendo comunidades en lucha, agruparnos y fortalecernos

Si el año pasado el grupo de autodefensa laboral (ADELA) de la Asamblea Popular de Carabanchel celebraba un año más de vida con una nueva victoria en un conflicto laboral resuelto de forma satisfactoria, en este aniversario celebramos una nueva lucha.

Encabezada por nuestro vecino Valentín, hemos desarrollado junto a trabajadores y trabajadoras del grupo de empresas multiservicio Los Serenos, una campaña -en X/twitter: #AdelaVsGrupoLosSerenos- para denunciar la explotación a la que somete a sus empleados, que nos ha llevado a múltiples acciones de denuncia y presión.
A diferencia de otras ocasiones la respuesta de la empresa ha sido mucho más virulenta y represiva, pero también hemos podido contar con la solidaridad y la experiencia de nuestros compañeros y compañeras de los Sindicatos de Barrio de Madrid (sindicato de barrio de Moratalaz, sindicato de barrio de Hortaleza y la Red de Apoyo Laboral (RAL) de Vallekas) que nos dice que necesitamos rescatar los valores de la acción directa, la solidaridad y el apoyo mutuo de los sindicatos de clase de principios de siglo XX, y no solo como un eslogan sino como una práctica.

Estamos seguras de que donde la solución no se logra por las personas afectadas en el conflicto, hay asistencialismo. Y que donde no hay solidaridad y apoyo mutuo entre iguales, surge el sectorialismo y el gremialismo, donde se apoya únicamente “a los tuyos” o se toman decisiones que perjudican o ignoran a las demás.
Necesitamos seguir construyendo comunidades en lucha, agruparnos y fortalecernos en base a nuestras necesidades e intereses de clase, potenciando la autoorganización y el conflicto en torno a cuestiones materiales (y no solo laborales). Es a través de los movimientos populares, que representan el propio espíritu de transformación y expresión de la gente, que llevan a cabo luchas por su cuenta y que a veces superan por la izquierda a las organizaciones que se sienten como las canalizadoras de estas reivindicaciones. La actual lucha en los barrios de Madrid por la Sanidad pública puede ser un ejemplo de ello.

En el caso de ADELA, los ejes que definen nuestra acción siguen siendo el de convertir las asesorías en espacios donde politizar los malestares y los miedos, sacándolos de la esfera personal para convertirlos en conflictos colectivos; usar la acción directa para señalar públicamente a los responsables, abandonando la culpa, la vergüenza y la apatía; y construir espacios de resistencia, de retaguardia, e infraestructuras que nos sostengan material y afectivamente, porque sí lo personal es político, el cuidado de los grupos y las personas que lo forman, tiene que ser también una prioridad, ser esa semilla de esa otra sociedad que deseamos construir.

“Quiero contar esta experiencia para animar a la gente, a los trabajadores, a que se organicen“

«Animo a cualquier persona, tenga o no tenga conflictos en su trabajo, a participar de estas asambleas». Relato de una trabajadora que acudió a ADELA, el Grupo de Autodefensa Laboral de la Asamblea Popular de Carabanchel.

“Soy fisioterapeuta y trabajaba en el Centro Terapéutico Olea desde hacía 6 años. En junio de 2023 estuve 3 semanas de baja por enfermedad laboral, ya que, en los últimos 15 meses, mi jefe me había aumentado la carga de trabajo, a pesar de mis indicaciones de que no se podía sostener esa carga laboral. Ahí empecé a hacerme consciente de que, no solo no me habían cuidado ni valorado mi trabajo, sino que se estaban incumpliendo normas básicas como la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, de la cual nunca se nos habló, nunca pasamos un reconocimiento médico, etc. Además, yo tengo discapacidad física y nadie me pregunto si necesitaba alguna adaptación en mi puesto de trabajo o algo parecido.
Me dieron el alta y yo solo quería dejar de trabajar ahí. Creo que, después de todo, lo más justo era poder cobrar el paro. Estaba muy desinformada y sentía que necesitaba apoyo, así que acudí a una de las asambleas de ADELA, donde se me asesoró y se me acompañó desde el principio. Me recomendaron varias cosas, entre ellas seguir de baja, ya que yo seguía lesionada, y desgraciadamente no hice caso. Me surgió la opción de irme de Madrid en los próximos meses y me agobiaba pensar que podría estar de baja para entonces. Así que seguí trabajando, pensando que mi jefe empatizaría conmigo y me despediría para cobrar la prestación. Y, ¡sorpresa! Eso nunca pasó. Finalmente, me fui yo sin paro, sin indemnización y tras habérselo puesto muy fácil a la empresa, incluso afectándome a la salud.
Quiero contar esta experiencia para animar a la gente, a las y los trabajadores, a que se organicen, que se informen mediante redes de apoyo y que funcionemos desde ahí. No podemos ser tan ilusos con el tema laboral, y tenemos que dejar de someternos y exigir los derechos que nos corresponden. Parece que es algo que todas tenemos claro, pero la realidad es que muchas veces nos entran los miedos o la pereza y nos conformamos.


Dejemos de enriquecer a nuestros explotadores, tenemos más herramientas de las que pensamos y existen redes que nos acompañan para que no actuemos solas. Por mi parte, quiero agradecer a ADELA todo el interés y la ayuda que me ofrecieron desde el primer momento y espero que esto me haya servido como escarmiento para no volver a caer en los mismos errores. Desde luego, para otra ocasión, haría caso a los consejos de ADELA con los ojos cerrados.
Animo a cualquier persona, tenga o no tenga conflictos en su trabajo, a participar de estas asambleas. La información y el colectivizar experiencias nos dan poder”.

La precariedad también se organiza

El grupo ADELA de la Asamblea Popular de Carabanchel denuncia a grupo de empresas de servicios de conserjería que sistemáticamente abusa y explota a sus trabajadores.

Hace casi un año, en noviembre de 2022, Valentín acudió por primera vez a una de las asambleas de ADELA (grupo de AautoDEfensa LAboral de la Asamblea Popular de Carabanchel). Había intentado contactar -sin éxito- con el grupo de empresas CONSERHOME y Practiconserjes de Madrid sin éxito, reclamando impagos y la improcedencia de su despido. El siguiente paso de Valentín fue poner una papeleta de conciliación, pero la empresa tampoco acudió a la cita.

Apoyado y acompañado por ADELA, Valentín decidió poner una demanda. Analizando a fondo su situación, las irregularidades eran muchas: su salario estaba por debajo del convenio, le habían dejado sin pagar horas de su jornada y también horas extra, el despido era improcedente y además, la prestación de servicios se había realizado en diferentes centros de trabajo, con funciones distintas según el lugar que le tocase.

Sin embargo, el recorrido del conflicto de Valentín no se agotaba en la vía judicial. Estaba dispuesto a politizarlo, es decir, a sacarlo de la esfera individual y hacerlo colectivo, visibilizarlo en diferentes piquetes acompañado por ADELA y también de otros colectivos de autodefensa laboral de Madrid como la RAL de Vallekas. Durante los meses de marzo y abril acudimos a las puertas del local en el que la empresa realizaba las entrevistas de trabajo y a diferentes comunidades de vecinos que tenían contratados sus servicios de conserjería.

A lo largo de estos meses, algunos ex trabajadores y extrabajadoras de la empresa han contactado con Valentín y con ADELA para compartir que han vivido la misma situación de impagos e improcedencia en sus despidos. Han apoyado la lucha de Valentín, han iniciado la suya propia o están pensando en hacerlo.

El día del juicio de la demanda, a pesar de la negativa del empresario, Valentín terminó obteniendo un acuerdo judicial por la cantidad que reclamaba. Aún estamos a la espera de que la empresa cumpla con la decisión judicial, y de no ser así, reemprenderemos el camino que habíamos iniciado: seguir movilizándonos y seguir señalando las prácticas abusivas de la empresa.

Valentín y otro trabajador del Grupo Los Serenos denunciando los abusos de estas empresas ante un edificio que las contrata

El conflicto de Valentín, que ya es un conflicto de todo el colectivo, vuelve a poner sobre la mesa cómo la explotación laboral se ceba más con la población migrante, estén o no en situación administrativa irregular. Las empresas presuponen y se aprovechan de que por haber migrado, se está en situación de más necesidad o de más desconocimiento de la legislación laboral del país. Lo que no se esperan es que la precariedad también se organiza en grupos como ADELA, donde ponemos en común los recursos de los que contamos, así como las fuerzas y las redes, para amplificar las luchas e impulsar un espacio natural de socialización como es el barrio, donde poder reapropiarnos de nuestras vidas.

Están desmantelando tu sanidad, tu salud está en juego

Durante el periodo de más calor hacemos un parón en las protestas en defensa de la sanidad pública en Carabanchel, pero el 7 de septiembre retomaremos las movilizaciones.

“A mediados del mes pasado pedí cita con mi médica de cabecera y no me la daban para consulta presencial hasta primeros de agosto. Y ni siquiera pudieron confirmarme la fecha porque todavía no estaban abiertas las agendas de ese mes». “Mi queja es que no te atienden. Vienes, esperas dos o tres horas y no me solucionan el problema. Al final tengo que acudir a las urgencias del Hospital 12 de octubre. Tengo un trasplante renal”. Estos son algunos de las quejas de usuarios y usuarias del Centro de Salud de Abrantes recogidos estos días. Su origen: el abandono dramático al que la administración madrileña condena a este ambulatorio que se ha quedado con la mitad de profesionales médicos que tenía antes de la pandemia. Y no es un caso aislado, situaciones similares se dan el los otros seis centros de salud que hay en el distrito de Carabanchel como consecuencia de los recortes en sanidad.

Pero como aclaró una vecina en una manifestación, aunque la falta de personal es dramática, “no quiero que Abrantes se cierre. Tengo claro que si este ambulatorio sigue abierto es gracias a la lucha del vecindario”.

Sin embargo tenemos que hacer un paréntesis durante las semanas más duras del verano (ya los hicimos los veranos de 2021 y 2022). Con las altas temperaturas se hace muy difícil participar en las protestas a las personas con problemas de salud o de avanzada edad, que somos una parte importante de quienes nos manifestamos. Queremos cuidar y cuidarnos entre nosotras y nosotros y por eso hay que atender y tener muy en cuenta las situaciones de las personas más vulnerables.

Pero que quede claro: la lucha no para. Ya hemos quedado el 7 de septiembre, a las 19:00 horas ante el CS Abrantes para retomar las manifestaciones semanales. No queremos normalizar ni aceptar que tengamos que esperar mes y medio para que nos atienda el o la médica de caberecera. No queremos normalizar ni aceptar que tengamos estar meses esperando una consulta preferente con el especialista para la que ni siquiera nos dan cita. Somos miles de usuarios y usuarias de la sanidad pública madrileña abandonadas por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Esta es la injusta realidad de los barrios de clases trabajadoras y populares.

Queremos recordar porque empezaron las protestas ante el centro de salud de Abrantes, en el carabanchelero barrio del mismo nombre y uno de los diez barrios con renta media más baja de Madrid. A primeros de septiembre de 2020 un cartel fue colocado a la puerta del centro, indicaba: “no hay médicos ni de mañana ni de tarde”. De golpe miles de personas nos habíamos quedado sin atención médica. Y empezaron las protestas semanales del vecindario ante el ambulatorio que poco a poco fue recuperando algunos profesionales.

El CS Abrantes, atiende un área con una población de 30.000 personas y tenía en febrero de 2020, justo antes del inicio de la pandemia, 16 facultativos de familia (8 en el turno de mañana y 8 en el de tarde). Los recortes y el abandono de la Atención Primaria lo han dejado desguarnecido. Desde hace meses, debido a que la Consejería de Salud de la Comunidad no ha cubierto bajas y jubilaciones, este centro de salud cuenta ya con tan sólo con 6 médicas de mañana ¡Y una sola médica en el turno de tarde para un área de 30.000 personas! Y el número de facultativas y facultativos puede variar cada día dependiendo de si hay alguna profesional de baja o, como va a ocurrir este verano, tomando sus merecidas vacaciones.

Cartel en la puerta del CS Abrantes a primeros de septiembre de 2020

Si la situación de Abrantes es brutal, en el conjunto de la Comunidad de Madrid, según estimaciones de profesionales de la salud, falta un 20% de estos facultativos.

Para nosotras no hay duda: están desmantelando la sanidad pública madrileña.

Por eso, desde hace ya dos años y nueve meses cada jueves -menos en Navidades y en los momentos más calurosos del verano- cientos de vecinos y vecinas nos manifestamos con constancia y dignidad. Reclamamos que la administración madrileña revierta el desmantelamiento de la sanidad pública y destine inmediatamente los recursos necesarios para recomponer la tan deteriorada Atención Primaria.

Luchemos por una sanidad pública, universal y de calidad, no sólo para el barrio, sino para toda la Comunidad de Madrid. Estamos hablando de una cuestión de derechos y de salud. ¡No nos mires y únete! ¡Por ti, por el barrio!

Vecina, vecino, te esperamos el 7 de septiembre ante el CS Abrantes.

Cambio climático: ¿cómo únicas opciones el colapso o la crisis ecosocial?

Hay un cambio climático y está impactando en nuestra cotidianidad: veranos sofocantes, olas de calor, sequías prolongadas… con su contraparte de grandes temporales, heladas, lluvias torrenciales.

La causa directa de estas sacudidas climáticas es la actividad industrial del ser humano, la sobre-explotación de los recursos y su depredación masiva, que han reducido las posibilidades de regeneración que tiene la propia naturaleza. Ya en los años setenta, científicos alzaron su voz para alertar de la amenaza global que suponía este frenesí de desarrollo extractivista muy por encima de las posibilidades materiales de nuestro planeta. No se podía tener un crecimiento infinito en un planeta finito, con materias primas y recursos limitados. Fueron ignorados. Décadas más tarde vemos como sus avisos y predicciones se hacen reales.

Ahora tanto científicos como ecologistas nos siguen alertando que los excesos del capitalismo tienen fecha de caducidad: o reducimos el nivel de consumo de materias primas y recursos naturales o llegará un momento en que se acaben y no habrá forma de mantener el actual sistema económico. A esto lo llaman colapso, a la imposibilidad material de generar recursos nuevos para poder mantener en nivel de consumo, por ejemplo de energía, suficiente para mantener nuestra forma de vida actual.

Más allá de escenarios que parecen apocalípticos -los polos se derriten, podrán liberar virus congelados para los que los humanos no estamos preparados…- el hecho es que ya padecemos los efectos de un cambio dramático global: la reducción de parajes naturales vírgenes hace que animales salvajes contacten con humanos y puedan propagar enfermedades nuevas para el ser humano como ha ocurrido con el COVID.

Sin embargo en las sociedades del Norte rico parece que nos resistimos a darnos cuenta de que el cambio climático no solo ya está sacudiendo la vida de millones de seres humanos sino que la está limitando: la imposibilidad de habitar ciertos territorios ya ha creado refugiados climáticos; vivimos guerras por los recursos; se está generalizando la escasez de agua dulce…

Muchos de los y las científicas ya dan por imposible revertir este deterioro global y plantean que la única opción realista y factible es cambiar ya de modelo económico y social. Que no hay más salida para el conjunto del planeta que decrecer, que consumir menos. Por ejemplo numerosos estudios plantean que es imposible sustituir nuestros actuales usos masivos del petróleo con «energías limpias», que no hay más opción que reducir nuestro gasto energético…

Ante la evidencia de que el cambio climático ya está aquí, pensamos que tenemos que hacerle frente, y como prmer paso necesario hablar de él, nombrarlo. No podemos ignorar la realidad, tenemos que entenderla. Y la mejor forma de hacerlo es adquiriendo conocimientos, debatiendo, aprendiendo. Por eso, este sábado 8 de julio os proponemos y os invitamos a dialogar con Asier Aries, vecino del barrio, ecologista y profesor en la UCM.

Os esperamos este sábado 8 de julio 18:30h en la plaza de Oporto, Carabanchel.